
10 Jun La influencia de la música en el cerebro: investigan cómo el ritmo modifica la actividad neuronal
.Un estudio planteó que no solo se activan distintas zonas del órgano cuando hay sonidos, sino que también se reorganiza la forma en que se conectan entre sí. El análisis de expertos a Infobae

Los latidos del corazón, la respiración, el parpadeo; el ritmo es inherente al cuerpo humano. Según expertos, somos una especie capaz de sincronizarse con la música. Asimismo, esta forma de expresión artística basada en melodías y tempos no es tan solo un estímulo auditivo placentero, sino que tiene un efecto profundo en uno de los órganos más vitales: el cerebro.Un estudio publicado recientemente en la revista Advanced Science revela el funcionamiento del complejo entramado neuronal frente a sonidos externos y constantes, como lo es, por ejemplo, una canción. Tanto neurólogos como musicoterapeutas consultados por Infobae coinciden en que el cerebro no solo percibe la música, sino que se reorganiza como respuesta a el
¿Qué sucede en el cerebro cuando escuchamos música?
Científicos de la Universidad de Aarhus y la Universidad de Oxford utilizaron escáneres para observar cómo cambia la actividad del cerebro al escuchar una secuencia repetida de sonidos. En el estudio participaron 29 personas adultas que escucharon tonos breves emitidos a un ritmo constante.
Los científicos descubrieron que no solo se activan distintas zonas del órgano cuando hay sonidos, sino que también se reorganiza la forma en que se conectan entre sí. Estas regiones conforman un sistema complejo de redes cerebrales que rige a todo el organismo.

El médico neurólogo Alejandro Guillermo Andersson, director del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), lo explicó de la siguiente manera en diálogo con Infobae: “Aunque cada región tiene una función específica, trabajan en conjunto para ejecutar tareas complejas como la atención, la memoria, el lenguaje o la percepción musical. Su organización no es estática: pueden reconfigurarse en función del estímulo, el aprendizaje o el estado emocional del individuo”.
Esta plasticidad se observó durante el experimento. Ciertas redes se activaron con mayor fuerza y mostraron un patrón de funcionamiento sintonizado con el ritmo del sonido. Otras, como las asociadas a la actividad cerebral en reposo, modificaron su distribución y comenzaron a activarse en otras zonas del cerebro durante la escucha. Algunas redes no cambiaron, lo que sugiere que no todos los sistemas cerebrales se ven afectados por el mismo tipo de estímulo.
Por su lado, el neurólogo Santiago Tizio, jefe del área de neurología del Hospital Español de La Plata, detalló a Infobae: “Lo que encontraron es que el cerebro no solamente procesa los sonidos como si fuera un receptor pasivo. No es que escuchamos, el cerebro envía esas señales a la corteza auditiva donde se hace consciente y se termina el asunto. Si no que en realidad las redes neuronales se reorganizan en tiempo real cuando perciben los estímulos auditivos, rítmicos o sonoros. Esto significa, entonces, que el cerebro se va reconfigurando según lo que escucha”.
Este tipo de reorganización también se produce cuando escuchamos música. Las melodías, acordes y el tempo son capaces de moldear las conexiones entre las neuronas. Por ende, más que un simple sonido agradable, la música logra crear un vínculo profundo con los engranajes de la mente.

La experta explicó que, debido al carácter repetitivo del estímulo, se suelen utilizar metrónomos para reorganizar patrones de marcha en pacientes con Parkinson. “En las fases más avanzadas la persona deja de escuchar este tic tac del metrónomo. Es el efecto de entrainment, de acoplamiento con esta señal. Una vez realizado el entrenamiento, las personas pueden sentir el efecto de este sonido aunque esté ausente”, afirmó.
En esta línea, la musicoterapeuta Nuria Sierra, especialista en psicoprofilaxis clínica y quirúrgica indicó a Infobae: “Los ritmos repetitivos tienen que ver con lo más básico del ser humano: la respiración y el ritmo del corazón. Si a vos te dan un bombo mañana, lo primero que vas a hacer, si no sabes tocar, es un ritmo repetitivo. Y si te juntas con varias personas, lo que van a lograr, después de unos minutos de caos, es un ritmo repetitivo que va a estar bastante unificado. Es lo más natural del ser humano”.
Por ende, la música, el ritmo que posee, organiza y ayuda a sincronizar. “Somos la única especie que a partir de un estímulo auditivo podemos cantar y bailas juntos. Pensemos en el fenómeno de las canchas, de las masas que a partir de un tempo, de un bombo, se pueden sincronizar. Esto es una capacidad innata que tenemos”, declaró Rodríguez.
Sin embargo, la evidente respuesta del cerebro ante sonidos constantes, esa activación y reconfiguración de redes neuronales, no es igual en todas las personas. “Los estímulos sonoros provocan diferentes emociones o conductas en las personas de acuerdo al contexto, a la singularidad y a la propia emocionalidad”, repasó.