
01 Ago Abel Pintos inició una emotiva serie de conciertos en Buenos Aires: las canciones más sentidas y un gran final
CCon lleno total, el músico inició ayer la serie de 20 conciertos con los que presenta su último EP y pasa revista a los temas más importantes de su carrera, pero en formato acústico.

unque acostumbrado a teatros de grandes dimensiones, estadios y festivales al aire libre, esta vez Abel Pintos decidió reencontrarse con su público en un recinto más íntimo: el del Teatro Alvear. La elección del espacio (que posee una acústica ideal para recitales y musicales) fue el primer punto a favor del concierto Gracias a la vida + Acústico, con el que el cantante presenta desde este martes el EP de siete canciones que lanzó en mayo.
El álbum significa una suerte de regreso (¿u homenaje?) a los comienzos de su carrera, cuando se dedicaba a interpretar temas de otros, mucho antes de convertirse en cantautor. También se trata de una declaración de amor “a los temas que me hubiera gustado escribir”, según declaró oportunamente.
El concierto, entonces, como era obvio, se inició con estas gemas (pero en un orden diferente al que aparecen en el disco): “De repente”, de Soraya; “Creo en ti”, de Mónica Vélez; “Soy tuyo”, de Andrés Calamaro; “Me dediqué a perderte”, de Leonel García; “No”, de Shakira; “Eres”, de Café Tacuba y “Gracias a la vida”, de Violeta Parra. Atravesados por la reconocida voz y sensibilidad del cantante, todos estos temas suenan como nuevos y no como reversiones. Un mérito que también debe adjudicarse a Mateo Rodó, responsable de los arreglos (y a Nano Novello y Luis Burgios en el caso específico de “De repente”).

Al promediar la seguidilla de novedades, Pintos hizo un alto para comunicarse con el público y explicar personalmente los motivos que lo llevaron a grabar las canciones de otros. “No son míos, pero de alguna manera estos siete temas le pertenecen a mi corazón. Estas canciones me marcaron en mi vida y en mi carrera, especialmente en los últimos 20 años”, aseguró. Acto seguido, las espectadoras aprovecharon el gap en el recital para manifestar, sin timidez y a pura voz, todo el afecto y devoción que sienten por él con frases como “Sos magia, Abel”, “Quiero ser de tu staff” y, obvio: “Te amo”.
Después proseguiría un maratón de 17 temas programados y un bis, con títulos muy frecuentados y otros no tanto (a su decir: “canciones que no hacía hace mucho tiempo y otras inevitables”), de distintas etapas de su carrera, que fueron acompañados de comienzo a final por una platea muy entusiasta y mayoritariamente femenina. Ese tramo, el más extenso del recital, tuvo cuatro grandes hitos: cuando Pintos bajó al proscenio para cantar aún más cerca del público “Una vez más” (tema que, por cómo “rompe” la voz, hace fantasear con un Pintos dedicado alguna vez al fado); su nueva versión de “La llave” (uno de los temas más exitosos de toda su carrera), bien acústica, acompañado sólo de guitarras y violines, en la que, además, se transformó en un maestro de coro a gran escala, al hacer cantar a su antojo a toda la platea; su interpretación de “Cómo te extraño” y de “Pájaro cantor”, que fue apoteótica y marcó el final formal del concierto.
Mención aparte, por lo superlativo, único e irrepetible: su rendición final, fuera del programa, a capella, de “El antigal”, de Daniel Toro, con el que rindió tributo a sus raíces foklóricas y logró un silencio sepulcral. Su voz, ya un poco cansada, y por momentos “rota”, maridó justo con lo que evoca la canción: la historia y el dolor de la resistencia de los pueblos originarios. Dada la conmoción que su interpretación causó en la platea, luego de un repertorio melódico (con excepción de unas zambas), ¿sería mucho imaginar un próximo trabajo dedicado al folclore “arqueológico”?
En esta primera noche de conciertos el sonido comenzó errático pero se acomodó hacia el tercero de los temas, y así la voz de Pintos logró lucirse como de costumbre. Junto a él tuvieron un lugar de destaque permanente los músicos que lo suelen acompañar –Ariel Pintos (guitarra), Marcelo Predacino (guitarra), Alfredo Hernández (piano), Daniel Castro (bajo) y José Luis Belmonte (percusión), como así también los invitados a la ocasión: Patricio Villarejo (violonchelo), Andrés Hojman (violín), Kevin Naranjo (violín), Pablo Aznarez (violín) y Sandra Vázquez (armónica). Al final todos salieron a saludar y resultaron ovacionados. Y luego de más de dos horas de recital, y con todo el público de pie, Pintos constató que lo había vuelto a lograr: que con su voz, su calidad interpretativa y su emoción a flor de piel había concluido otro recital para el recuerdo.
:
).